lunes, 2 de mayo de 2011

Sobre la muerte de Bin Laden

El mundo despertó hoy con la noticia de que el mayor enemigo de los Estados Unidos había sido abatido por un comando élite de dicho país en Pakistán. El regocijo fue generalizado y algo preocupante. Preocupante porque vemos cómo la muerte (asesinato) de una persona -independientemente de los injustificables actos terroristas y crímenes cometidos por Osama Bin Laden contra miles de personas inocentes-, es razón de festejo. Parece que no hemos evolucionado ni superado en nada a nuestros antepasados bárbaros. Mostrar superioridad política y legitimidad habría sido llevar a Bin Laden ante un tribunal, y que enfrentara a la justicia y fuera inculpado conforme a normas de derecho internacional. Es claro entonces que estamos ante uno de los ejemplos claros de lo que las escuelas críticas denominan la construcción del enemigo. La persona, el enemigo, es tan malvada que la sociedad no encuentra manera de creer que podrá ser reinsertada en la sociedad, por lo tanto la única salida es destruirla, eliminarla. Esto se logra haciendo que la persona que es considerada el enemigo comete actos tan crueles que no puede ser considerado persona, por lo tanto no es inhumano acabar con ellas. Toda esta situación nos deja algunos interrogantes:
¿Qué exactamente estamos festejando? Con la muerte de Bin Laden no se pone fin a la amenaza terrorista, solamente este hecho puede detonar nuevas amenazas y actos de venganza de Al Qaeda, o puede despertar el interés de muchos jóvenes musulmanes por engruesar las filas de grupos extremistas dispuestos a llegar a cabo la guerra santa en contra de occidente.
¿Que hará Estados Unidos ahora? Lo más lógico sería que fuera consecuente con su política y mantuviera las tropas en Afganistán manteniendo la lucha contra los talibanes y Al Qaeda, es posible que ahora y dado este acierto estrategico en la lucha contra el terrorismo Pakistan se vuelva un estado clave para la lucha aliada. Si ahora que su mayor enemigo ha sucumbido, Estados Unidos retira su apoyo a la lucha antiterrorista en Afganistán, estará demostrando al mundo que su presencia en ese país era motivada únicamente por el deseo de venganza y encontrar a Bin Laden y no para lograr un objetivo más loable, como enfrentar a la amenaza terrorista y apoyar a sus aliados en la lucha.
Por último cabe preguntarnos:¿Ha muerto Bin Laden? Por mucho que rechacemos las teorías de conspiración, queda la duda, pues en ningún momento se mostraron imágenes de prueba y las noticias muestran una especie de premura por adelantar el sepelio, eso sí dijeron que se respetaron los rituales  musulmanes, de llevar el cuerpo de Bin Laden al mar, (aunque según expertos en islam no fue de acuerdo al rito propiamente dicho). 
No es nuestra intención abogar por Osama Bin Laden, pero todo esto nos deja un sinsabor y un desencanto. Nos muestra que está bien que las vías de hecho prevalezcan sobre las vías de derecho, nos muestra un mundo en términos maniqueístas.

2 comentarios:

  1. creo que festejaron sobre todo porque, después de diez años, al fin lo encontraron, es decir, al fin se llegó a la conclusion de un tema tan controversial y caro!

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  2. Uno no puede menos que congratularse que el cabecilla de un grupo terrorista internacional, que actúa al margen de las leyes, haya sido capturado y eliminado.
    Sin embargo, analizando los hechos desde el punto de vista de la ética y la justicia, tan terrorista e inmoral es el acto de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York el 11-09-2001, por ese grupo terrorista, como el asesinato de Osama Bin Laden, cabecilla del grupo, por un comando militar de elite en Pakistán anteayer.
    El ideal hubiera sido que, ese estado que se proclama como el modelo democrático del mundo, hubiera capturado vivo y llevado a juicio al líder del grupo irregular e ilegal. De hecho ellos han actuado también al margen de las leyes que propugnan y han aplicado la ley del más fuerte. El suceso es una demostración de que el poder se autolegitima por el ejercicio del mismo marginando y descalificando a los que no comparten su punto de vista. Lo mismo vivimos en Bolivia con el caso de los supuestos terroristas que, vox populi, fueron contratados por el propio gobierno del Estado Plurinacional y luego fueron asesinados a mansalva en un hotel de la ciudad de Santa Cruz, por otras fuerzas de elite. El objetivo político fue anular una oposición regional acusándola de sostener al supuesto grupo terrorista. Otro tanto sucedió con el asesinato político de Orlando Letelier por fuerzas de seguridad de la dictadura chilena o del asesinato del general Joaquín Zenteno Anaya.
    La conclusión es que los ciudadanos del mundo estamos indefensos ante el poder de cualquier estado o del superestado policial porque este ejerce el mismo sin moral y al margen de las leyes, nacionales o internacionales, cuando le interesa, y manipula la información para legitimar sus actos y deslegitimar al adversario.
    Pese a los muchos esfuerzos por establecer y mantener los estados de derecho, la "razón de estado" tuerce las leyes y destruye y elimina ciudadanos del mundo e hijos de Dios en cualquier momento.

    P Q L
    La Paz, 2 de mayo de 2011.

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